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Considering the Role of Human Empathy in AI-Driven Therapy

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Author(s): Matan Rubin, Hadar Arnon, Jonathan D. Huppert, Anat Perry
Year: 2024
Bibliographic Reference: Rubin, M., Arnon, H., Huppert, J. D., & Perry, A. (2024). Considering the Role of Human Empathy in AI-Driven Therapy. JMIR Mental Health, 11, e56529. https://doi.org/10.2196/56529

Categoría asignada: Empatía y motivación

Resumen: #

El artículo Considering the Role of Human Empathy in AI-Driven Therapy examina las capacidades de la inteligencia artificial (IA) en la terapia psicológica, en particular la cuestión de si la empatía humana puede ser replicada por modelos de IA y en qué aspectos de la terapia la conexión humana seguirá siendo indispensable. Los autores sugieren que la empatía, tanto en sus componentes cognitivos, emocionales como motivacionales, es crucial para el éxito terapéutico, y que aunque la IA puede imitar ciertos aspectos de la empatía cognitiva, está lejos de sustituir la profundidad emocional y el cuidado genuino que ofrece un terapeuta humano.

El documento comienza explorando la creciente aplicación de la IA en la atención de la salud mental, donde los chatbots y otros sistemas automatizados están demostrando ser útiles en áreas como la psicoeducación y el apoyo preliminar en situaciones de estrés. Estos sistemas pueden proporcionar técnicas de intervención cognitivo-conductual, facilitar la autorreflexión y detectar cambios en los síntomas. Los beneficios de la IA incluyen un mayor acceso a servicios, tiempos de espera reducidos y la personalización del tratamiento. Sin embargo, se plantea que la IA no puede replicar la experiencia emocional compartida que es esencial en muchos contextos terapéuticos.

La empatía, definida en tres dimensiones —cognitiva, emocional y motivacional—, es un componente fundamental del proceso terapéutico. La empatía cognitiva, que implica reconocer el estado emocional de otro, es una capacidad que las IA avanzadas podrían imitar a través de algoritmos de procesamiento de lenguaje natural y reconocimiento de emociones. Sin embargo, la IA no puede experimentar ni compartir verdaderamente las emociones de una manera que refleje una conexión genuina con el paciente, algo esencial para las dimensiones emocional y motivacional de la empatía. Esta limitación se convierte en un obstáculo insuperable cuando se requiere apoyo emocional profundo y una disposición a cuidar del bienestar del paciente.

El artículo resalta que la alianza terapéutica —es decir, la relación de confianza y colaboración entre el terapeuta y el paciente— es uno de los predictores más fuertes del éxito terapéutico. En esta relación, el terapeuta no solo utiliza la empatía para entender cognitivamente al paciente, sino que también transmite calidez y un genuino interés por su bienestar. Esto crea un ambiente en el que el paciente se siente escuchado y valorado. Aunque la IA puede mejorar el acceso a la información y ofrecer soluciones técnicas, no puede generar el tipo de conexión humana que fomenta una verdadera alianza terapéutica.

Además, se discuten las diferencias entre los enfoques psicoterapéuticos que dependen más de las técnicas versus aquellos que dependen más de la relación terapéutica. Mientras que la terapia cognitivo-conductual, que se centra en la adquisición de habilidades y técnicas, podría beneficiarse de las contribuciones de la IA, las terapias basadas en relaciones, como la psicoterapia interpersonal, dependen mucho más de la empatía emocional y el compromiso humano, donde la IA no puede igualar el nivel de participación afectiva.

Otra área de enfoque en el documento es el papel de la IA en el abordaje de las necesidades de los pacientes. Los autores proponen que los pacientes pueden llegar a la terapia con diferentes expectativas: algunos buscan adquirir herramientas prácticas para enfrentar sus problemas, mientras que otros buscan una conexión humana y validación emocional. Cuanto más se acerque un paciente al segundo tipo de necesidad, más limitada será la utilidad de la IA en comparación con un terapeuta humano. Incluso en intervenciones breves, como las líneas de ayuda en crisis, los usuarios suelen buscar interacción humana y no solo soluciones automáticas.

En conclusión, los autores argumentan que, si bien la IA tiene el potencial de complementar el trabajo de los terapeutas en ciertos aspectos técnicos y aumentar la accesibilidad a servicios de salud mental, no puede reemplazar la conexión humana fundamental que está en el corazón de la empatía emocional y motivacional. Los sistemas de IA podrían ser más útiles en colaboración con los terapeutas, ayudando a mejorar la precisión de las intervenciones y reducir el agotamiento emocional de los profesionales, pero no deben ser vistos como una solución para todas las áreas del proceso terapéutico.

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